Julián Arcas

JULIÁN ARCAS

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[Si quieres utilizar el texto como referencia: Castro Martín, María Jesús, 2014. La guitarra flamenca en el siglo XIX. Seis obras originales para cuarteto de guitarras flamencas, p. 8. Madrid: RGB Arte Visual.]

 

la guitarra flamenca en el siglo XIX
«La Guitarra Flamenca en el siglo XIX» Cuarteto Al-Hamra. Obras originales de Manuel Granados

 

Julián Arcas (Almería, 1832 – Antequera, 1882) es una figura primordial para conocer el ambiente guitarrístico de mediados del siglo XIX, ya que se le considera un eslabón entre la gran escuela clasicista-romántica de Sor y Aguado y la escuela de Francisco Tárrega de finales del siglo XIX. En las décadas de 1860-70Arcas llevó a cabo sus principales actuaciones por los principales países europeos, causando la admiración ante la corte inglesa, entre otros públicos receptores.

 

arcas

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Los orígenes andaluces de Julián Arcas seguramente favorecieron los contactos que éste pudo haber tenido con las formas folclóricas y el incipiente flamenco que se empezaba a gestar entonces, en una época en la que se revalorizaba el folclore popular. En este sentido, la importancia de Arcas para el flamenco no reside en ser el primer concertista flamenco, ya que no se puede considerar a Arcas como tocaor sino guitarrista clásico, y sí en ser el foco a partir del cual las reelaboraciones del folclore y de las músicas de baile se convirtieron en prototipo del repertorio de los guitarristas flamencos de la segunda  mitad del siglo XIX 

Las relaciones internas que se produjeron entre la llamada «generación perdida» de guitarristas españoles del siglo XIX (ver nota 1), en la que Arcas es el principal guitarrista, contribuyen a entender la transmisión y el intercambio que se pudo haber producido de formas compositivas y de recursos técnicos a la hora de elaborar un repertorio de concierto. A su vez, los conciertos realizados por los guitarristas clásicos en poblaciones de influencia flamenca posiblemente favorecieron el contacto de los clásicos con los primeros guitarristas flamencos, tocaores locales de la década de los 60 y 70 del siglo XIX que pudieron haber escuchado interpretaciones estilizadas de estilos populares o folclóricos: desde su nueva estancia en Almería, consta que Arcas realizó actuaciones en Jerez en el año 1873 en el Café Madrid, el Casino Jerezano y el Teatro Principal, así como en Antequera. Con anterioridad, el guitarrista clásico Trinidad Huerta, en la década de los 50 del siglo XIX, tocó su repertorio de concierto con obras reinterpretadas de aires populares en los teatros gaditanos de El Café del Correo y el Teatro Principal.

En el fruto de esas posibles relaciones, entre la escuela guitarrística nacionalista del siglo XIX y los guitarristas flamencos ya en activo en los cafés cantantes, es donde se puede buscar al primer concertista flamenco del que se tiene constancia, contactos que se debieron de producir primero en localidades andaluzas, al coincidir, por un lado, los guitarristas clásicos en búsqueda de la inspiración popular para sus obras de concierto de «aire andaluz» y, por otro, los guitarristas flamencos quienes se percataron de las posibilidades que ofrecían los nuevos recursos compositivos y las novedosas técnicas que posteriormente aplicaron a la guitarra flamenca.

La segunda obra que presenta el Cuarteto «Al-Hamra», «Soledad», está inspirada sobre las populares soleares de Julián Arcas, en concreto sobre «Soledad», obra basada en el folclore andaluz decimonónico que se divide en secciones cantables y de danza, según el principio de la repetición y sin un desarrollo en sí mismo como obra cerrada, por lo que se enmarca más en los bailes de la escuela bolera, tan en boga en el siglo XIX, que en una obra de concierto. Según el maestro Manuel Granados, la obra compuesta por él:

Consta de introducción, que nos ambienta el estilo por medio de variaciones o falsetas primitivas de carácter reiterativo, y cuatro elementos temáticos extraídos del original de Arcas y tratados melódicamente en el modo menor en La con final cadencial en el modo flamenco, como era característico en las primeras obras de este repertorio donde se reflejaba claramente la ambigüedad armónica entre un incipiente modo flamenco y un diseño melódico-armónico, basado en el acorde IV de dicho modo. El último tema nos presenta una terminación cadencial flamenca, pero con la característica de que el acorde Mi, tónica del modo flamenco, se convierte súbitamente en dominante secundario de La menor, dando así una finalización de carácter clásico a la obra, propia de esa época. 

 

Soleá de Arcas
«Soledad» (soleá) por Manuel Granados

 

1 Entre los nombres conocidos de guitarristas pertenecientes a dicha época, la mayoría de una manero u otra, están relacionados con Arcas: Tomás Damas, amigo de Julián Arcas, a quien le dedicó su obra «Al viajero solitario»; José Viñas, de quien se sabe que los hermanos Arcas, Julián y Manuel, acudían a sus reuniones privadas en la intimidad de su hogar barcelonés; Manuel Arcas, hermano del famoso Julián y también guitarrista; Juan Parga, discípulo de Arcas a quien le dedicó «Recuerdos de Cádiz», o Rafael Barroso, amigo de Julián Arcas y de Javier Molina Cundí, principal guitarrista de la escuela jerezana del toque. Otros guitarristas que compartieron época cronológica pero de los que no se tiene constancia de su relación con Arcas fueron Antonio Cano y Jaime Bosch, de quienes sí destacan sus repertorios, en sintonía con los de sus contemporáneos, en cuanto a un interés por el canto popular.