Miguel Borrull Giménez

MIGUEL BORRULL GIMÉNEZ

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[Si quieres utilizar el texto como referencia: Castro Martín, María Jesús, «Miguel Borrull Giménez». Magisterio flamenco. María Jesús Castro. 11 de agosto de 2017. https://magisterioflamenco.wordpress.com. (fecha de acceso)


Copyright by María Jesús Castro, 2015

 

El nombre de Miguel Borrull Giménez alude irremediablemente a la Barcelona flamenca de la primera mitad del siglo XX. Perteneciente a la conocida dinastía gitana de los BorrullMiguel Borrull, hijo heredó en el seno familiar el saber guitarrístico de su padre, Miguel Borrull Castelló, centrado en la guitarra flamenca de acompañamiento al cante y al baile, así como en las relaciones con las escuelas guitarrísticas clásica.

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Miguel Borrull Giménez

 

Miguel Borrull hijo fue una figura fundamental en la guitarra flamenca, tan importante como poco conocida en la actualidad. Pese a estos escasos datos, destacan de su trayectoria profesional unos elementos principales que revelan la importancia que tuvo en el flamenco en la primera mitad del siglo XX y hasta su muerte, en la década de los setenta (Ver nota 1 a pie de página).

Primero su origen gitano, que va a marcar tanto su aprendizaje como guitarrista como su desarrollo posterior, y fue favorecedor para que, especialmente en las primeras décadas del siglo XX, la familia Borrull se sitúe en el centro de los constructos españolistas al representar un flamenco con una fuerte temática andalucista y gitanista.

A continuación y, como consecuencia del hecho anteriormente constatado, destaca su fuerte arraigo en el seno familiar, la proyección en el tiempo de la escuela heredada por su padre y su fuerte vinculación con las mujeres bailaoras de su entorno familiar: sus hermanas Julia, Isabel y Concha, primero, y su hija Mercedes, después, vínculos que le llevaron a destacar su faceta de guitarrista de acompañamiento al baile. Por último, sus propias inquietudes que propiciaron la búsqueda de nuevos caminos interpretativos y nuevos públicos mediante la guitarra flamenca de concierto.

Estos elementos se van combinando en los dos principales períodos en los que se puede dividir su trayectoria profesional: una primigenia etapa que abarca desde la primera década del siglo XX hasta finales de los treinta, y una segunda etapa tras la Guerra Civil española que se prolonga desde los años cuarenta hasta los setenta.

Las primeras noticias que se tienen de Miguel Borrull hijo son del año 1915 acompañando junto a su padre a su célebre hermana, Julia Borrull, en el Folies Bergère de Barcelona en sus «gitanísimos bailes». Asimismo, en los primeros anuncios del Café cantante Villa Rosa de Barcelona en el año 1917, propiedad de Borrull padre, se anuncia a la reina del baile gitano Julia Borrull acompañada a la guitarra por Miguel Borrull (padre e hijo) (Ver nota 2).

Este primer período viene marcado por la difusión y la recepción del patriarca de los Borrull como acompañante del cante de los principales artistas de la época, y del baile de sus hijas mayores, Julia e Isabel, siendo Julia Borrull quien se convirtió en un referente tanto nacional como extrajenro, especialmente en Francia, del baile gitano andaluz.

Primero en Madrid y desde el año 1912 en París, los espectáculos de baile flamenco que representaban los Borrull se inscribieron en los conceptos gitanistas y andalucistas tan de moda en los países europeos; la misma denominación de la pareja de baile formada por Julia e Isabel Borrull como «Las Egipcias», el nombre de los espectáculos «Mirando a la Alhambra» o «Cuadro gitano», o la intrusión de danzas húngaras en el espectáculo con la colaboración de un mono, ofrecían los estereotipos que el público reclamaba en la época y que ayudaron a afianzar el éxito de la bailarinas mediante las referencias continuas a «lo exótico».

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Julia e Isabel Borrull (imagen extraída del blog Flamencas por derecho aquí)

 

En estos primeros años, un joven Miguel Borrull hijo se iría formando guitarrísticamente en el seno familiar junto al resto de los hermanos: Isabel y Julia, las hijas mayores como las bailarinas principales, una jovencísima Conchita como bailarina principiante y Lola, con sus conocimientos de guitarra clásica aprendidos directamente de Francisco Tárrega, ofreciendo recitales. Mientras tanto, Miguel Borrull padre se erigía como guitarrista principal y director de los cuadros flamencos, facetas ambas que con seguridad fueron asimiladas por un igual por Borrull hijo.

Por motivos familiares y tras unos años de éxito en la capital francesa, la familia Borrull se trasladó a Barcelona en el año 1915. Con seguridad, la elección de instalarse en la Ciudad Condal, ciudad que no consta que conocieran, y no en Madrid, lugar en el que habían desarrollado su etapa profesional inicial, dependería en gran medida por el auge que la ciudad estaba adoptando, entre otras razones por la futura celebración de la Exposición Universal de Barcelona de 1929, evento que transformó a Barcelona equiparándola con las capitales de moda europeas y que conllevó una renovación urbanística de gran atracción turística. Ciudad en expansión, Miguel Borrull padre debió de intuir que en Barcelona no tendría mucha competencia en aquellos momentos y su instinto empresarial le llevó a adquirir un local, Casa Macià, y remodelarlo convirtiéndolo en el Café Cantante Villa Rosa, a imitación del que ya existía en Madrid.

Miguel Borrull Castelló no se equivocó. El Villa Rosa se convirtió en el café principal de referencia del flamenco en Barcelona, favorecido por el turismo extranjero, con Julia Borrull como principal estrella. Las jóvenes generaciones de los Borrull, Miguel y Concha, los más pequeños de los hermanos, irrumpieron con fuerza como artistas principales y, ya en el año 1918, el nombre de Concha aparece junto al de su hermana Julia, y se equipara a los guitarristas al anunciar que ésta será «Acompañada por los célebres tocadores de guitarra Borrull (padre e hijo)» igualando la categoría de ambos, lo que indica el auge que en tan pocos años el toque de Borrull hijo llegó a tener.

 

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                                               Tablao Villa Rosa                                         (Imagen extraída del blog Flamencas por derecho aquí)

 

 

La década de los veinte es la de máxima esplendor de la figura de Miguel Borrull Giménez, convertido en célebre guitarrista y director artístico. La figura de director se vio ampliamente desbordada, no sólo como director del elenco flamenco del Villa Rosa, sino como director de compañías de baile, de espectáculos flamencos, de festivales y de cuadros flamencos. La demanda en aumento en la sociedad catalana de espectáculos flamencos, con la continuación de la temática gitanista y andalucista que seguía de moda, favoreció enormemente a un Borrull joven y emprendedor.

Las referencias de sus actuaciones en la hemeroteca se suceden: actuaciones de sus cuadros flamencos en el Circo Barcelonés (1925-27); en el Teatro ElDorado (1925); participación en distintos festivales de cante y baile (1926); espectáculos de cante, toque y baile flamenco organizados por Miguel Borrull en el Teatro Circo Barcelonés (1926); en el Teatro Cómico de Barcelona (1928) durante la representación de la comedia de costumbres «La mala vida» con actuación del cuadro flamenco dirigido por Borrull; «Gran fiesta andaluza» en el Casino de San Sebastián en Barcelona (1928) con el cuadro flamenco dirigido por Borrull; festivales en la Plaza de Toros Las Arenas (1930), y con la Compañía de Laura de Santelmo en el estreno de «El Amor Brujo» en el Teatro del Liceo (1933), entre muchas otras. De todas ellas, destaca el estreno de la Compañía de Comedias de Arte gitano con la obra «La zambra de Chorro Jumo», comedia de ambiente gitano, dirigida por Miguel Borrull en el Teatro Nuevo (1929), con triunfos en Barcelona, Lugo y Madrid.

Estas actuaciones se van a suceder en la Ciudad Condal y en distintas poblaciones, como Lorca, La Unión o Cartagena. En Valencia, las noticias del cuadro de Miguel Borrull se localizan en la década de los treinta en el Café Villa Rosa de Valencia, instalado en la plaza de toros, y en el Teatro Apolo.

El auge de la figura de Miguel Borrull hijo, como máximo director y promotor en Barcelona del flamenco, junto con el fallecimiento de su padre, favoreció que se mantuviera en el Villa Rosa como director principal con sus hermanas Julia e Isabel durante un breve período de tiempo, para más tarde disponer de su propio espacio, primero como director del cuadro flamenco de La Bodega, en los bajos del Hotel Colón de Barcelona, y posteriormente con la inauguración de un café propio,  el Alhambra Borrull, con un cuadro flamenco estable formado, entre otros artistas, por los tocaores Faíco Chico y Paco Aguilera, y como bailaora su hermana Concha Borrull, entre otros. Concha se convirtió en la bailaora preferente de los cuadros flamencos dirigidos por Miguel Borrull hijo, aunque también colaboró Julia en algunos de ellos en los años treinta mientras ésta se mantenía al frente del Villa Rosa.

El éxito nacional del elenco de Miguel Borrull, gracias a su dirección y promoción, junto a los cauces promocionales iniciados por su padre en Francia, propició el lanzamiento del guitarrista en el ámbito internacional llevando a cabo distintas giras, como la que realizó en el año 1927 en diversas ciudades francesas, como París. El cuadro flamenco que le acompañaba era el mismo cuadro flamenco estable del Alhambra Borrull pero en formato reducido: Paco Aguilera, María Pantoja, Faíco y El Niño de la Camisona.

La popularidad de Miguel Borrull Giménez como guitarrista de acompañamiento al cante y al baile en los circuitos musicales de la Barcelona flamenca de las décadas previas a la Guerra Civil es incuestionable. En este sentido se ha de inscribir su participación en la Exposición Universal de Barcelona en 1929 en un acto de recepción a la delegación francesa, así como el contrato firmado con la casa discográfica La Voz de su Amo, con sede en Barcelona, como único guitarrista flamenco acompañante al cante de los principales artistas flamencos, cantaores tan representativos de la época como Manuel Torre, Manuel Vallejo o Guerrita. Esta popularidad seguramente es el motivo de algunas imágenes despectivas construidas en torno al guitarrista.

 

(Ver vídeo del baile de El Virutas y Concha Borrull, con el acompañamiento de Miguel Borrull hijo y una joven Carmen Amaya haciendo palmas en el Pueblo Español de Montjuic el 25 de Mayo de 1929 en el Canal Ilitur-gitano Lisardo de Youtube aquí)

 

Por su parte, y en la línea de sus posibles inquietudes musicales, su formación como guitarrista de acompañamiento se vio complementada con la formación clásica que seguramente recibió, directa o indirectamente, a través de su padre. En consecuencia no es de extrañar que un Miguel Borrull Giménez, exitoso y seguro de sus capacidades, grabara como solista en el año 1928 con el sello discográfico de La Voz de su Amo un primer disco de concierto.

En estas grabaciones, con fecha muy temprana a finales de la década de los veinte, anteriores a las registradas por Ramón Montoya, se observa un repertorio mezclado entre flamenco y clásico, dirigido a un circuito de clásico cuya recepción va más allá del ámbito flamenco y, a diferencia de Montoya, demuestra un conocimiento y dominio del repertorio clásico al registrar obras como «Granada» de Isaac Albéniz y «Adelita» de Francisco Tárrega, junto a guajiras, motivos por granadinas y otras obras flamencas.

Otra grabación significativa como solista fue la que realizó con Odeón pero ya con temas exclusivamente flamencos, como Guajiras, Soleares con Rosa, Variaciones por granadinas y Danza gitana. También grabó como solista para Parlophon una Danza árabe gitana y unas soleares serranas.

Simultáneamente, Miguel Borrull también fue pionero en la grabación de estilos de fusión flamenca, en particular junto al saxofonista José Llata con el que registró una media granadina con el seguimiento melódico del saxo a imitación de la voz, innovación en la época dentro de la comunidad flamenca sólo continuada por Ramón Montoya en la primera mitad del siglo XX, también haciendo uso del saxofón en obras como media granaína y petenera, y por Sabicas ya en la década de los setenta.

(Ver vídeo del toque de Miguel Borrull Giménez interpretando «Variaciones por granaína» en el Canal Davidllv de Youtube aquí)

 

Las distintas grabaciones realizadas por las casas discográficas de la época llevan a reflexionar sobre los contextos de interpretación en los que Miguel Borrull Giménez podía haber tocado sus obras. Por su parte, la escasa repercusión y continuidad que dichas grabaciones tuvieron, como ocurrió con las grabaciones de Ramón Montoya, son un indicativo de que, por un lado, el espectador de flamenco no estaba preparado para reconocer la guitarra solista como parte del universo musical flamenco y, por otro, que el público de la guitarra clásica no estaba dispuesto a incorporar repertorio flamenco en sus actuaciones, y más en un período en el que Andrés Segovia se ocupaba de dar una mayor representatividad musical a la guitarra clásica a costa de denostar el ámbito popular y con él, al flamenco. Pese a ello, los críticos de la época consideraban a Borrull hijo como el máximo representante en la guitarra flamenca equiparándolo al mismo Segovia en la guitarra clásica.

Sin duda, la Guerra Civil española y la posguerra marcaron un cambio decisivo en la trayectoria personal y profesional de Miguel Borrull Giménez. Las décadas de los cuarenta y cincuenta se pueden considerar su segunda etapa, alejada de los éxitos de las décadas anteriores. Los espacios de los cafés cantantes desaparecieron y los nuevos espectáculos folclóricos buscaron nuevos contextos en los que desarrollarse. De nuevo, los datos de que se disponen nos proporcionan poca información: Miguel Borrull se integró en las distintas compañías que su hija Mercedes Borrull, conocida como «La gitana blanca», creó y a la que acompañó en sus exitosos espectáculos, así como participó en otros espectáculos de otros artistas, como en «Panoramas» con la compañía de Daniel Córdoba, junto a Mercedes Borrull. De esta fructífera colaboración entre padre e hija se llevaron a cabo diversas grabaciones discográficas con los éxitos de las películas en las que intervino Mercedes Borrull, con el acompañamiento de guitarra de Miguel Borrull y de orquesta.

Sin embargo, tras el retiro de Mercedes Borrull a finales de los años cincuenta (Ver nota 3), Miguel Borrull desaparece de la escena artística. Los pocos datos disponibles son aportados por alumnos directos que otorgan valiosos testimonios sobre la última etapa de la trayectoria profesional de Miguel Borrull.

Andrés Batista proporciona la información de que Borrull dirigía el tablao flamenco «El Brindis» en la Plaza Real de Barcelona, antecesor del actual «Los Tarantos», donde era el guitarrista principal junto a Juan Riera entre los años cincuenta y sesenta, y a su vez llevando a cabo distintos conciertos a mediados de la década de los cincuenta, como el que dio en la población catalana de Sitges con una guitarra de Domingo Esteso (Ver nota 4).

Asimismo, Manuel Granados confirma en entrevista personal la información sobre la escuela que Trini Borrull tenía en la calle Petrixol nº9 de Barcelona y en la que Concha Borrull daba clases particulares de baile acompañada a la guitarra por Miguel Borrull Giménez, quien a su vez daba allí clases de guitarra, y colaboraba en el acompañamiento al baile de las clases hasta los años 70.

Pocos más datos tenemos, muy limitados ante la decisiva figura para la guitarra flamenca que supone Miguel Borrull hijo, por lo que resta exponer diversas causas probables del olvido en el que la imagen de Miguel Borrull Giménez cayó durante décadas entre la comunidad flamenca.

Posiblemente, y pese a que las grabaciones realizadas por el guitarrista continuaron en el mercado discográfico, la ausencia de participación de Borrull en las compañías que llevaban a cabo grandes tournées por el territorio español, la dedicación casi exclusiva a acompañar el baile en el ámbito familiar, la no difusión de sus obras de concierto grabadas a finales de los años veinte y, por consiguiente, su no incursión en la edición musical en partituras, favoreció el desconocimiento entre las nuevas generaciones de aficionados y el desinterés entre la nueva flamencología por esta figura transcendental.

La concurrencia de esta diversidad de causas, más seguramente otras de índole personal, no permitieron que Miguel Borrull Giménez estuviera entre las primeras figuras del toque de los años sesenta y setenta, pese a estar en activo, y, en consecuencia, la recepción de su obra entre las nuevas generaciones de guitarristas resultó altamente fragmentada y excluyente, con un desconocimiento casi absoluto, incluso hoy día, de su obra.

Su escuela proviene, como la mayoría de guitarristas de la primera mitad del siglo XX, del acompañamiento al baile, ejercitado y desarrollado en los cuadros flamencos de los tablaos, mientras que su identidad en el toque queda reflejada en su forma característica de llevar el compás, diferenciada del resto, al igual que sus picados y rasgueos.

Miguel Borrull Giménez ha tenido un papel fundamental en la configuración de la guitarra flamenca de la primera mitad del siglo XX en todo el territorio español y especialmente en Cataluña. Junto a él, otros guitarristas del mismo período y área geográfica, como Paco Aguilera, configuraron y dotaron de identidad propia a la pionera escuela catalana del toque, precursora de la escuela de guitarra actual en Cataluña.

 

 

Notas

  1. Para la importancia de Miguel Borrull en Cataluña, ver, María Jesús Castro «El flamenc» en Història de la Música Catalana, Valenciana i Balear. Vol. VII, pp. 143-171. 2001, Barcelona: Edicions 62. (Texto traducido al castellano en el blog Flamenco en Cataluña aquí)
  2. Referencias documentales en el blog Flamencas por derecho aquí e Historias de flamenco aquí. Ver, Montse Madridejos, El flamenco en la Barcelona de la Exposición Internacional (1929-1930). 2012, Barcelona: Ediciones Bellaterra.
  3. Mercedes Borrull Giménez falleció en el año 2014 a los 84 años. A partir de finales de los años 50 se retiró de los escenarios y mantuvo su vida privada como Condesa, tras casarse con el Conde de Moix. (Ver artículo en El País de Juan Vergillo aquí)
  4. Referencias en la web de Andrés Batista aquí