Francisco Sánchez «El jerezano»

FRANCISCO SÁNCHEZ «EL JEREZANO» o FRANCISCO CANTERO «PACO EL BARBERO»

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[Si quieres utilizar el texto como referencia: Castro Martín, María Jesús, 2014. La guitarra flamenca en el siglo XIX. Seis obras originales para cuarteto de guitarras flamencas, p. 9-10. Madrid: RGB Arte Visual.]

Los datos que se disponen del guitarrista Francisco Sánchez «El Jerezano» (Jerez, s. XIX) se limitan principalmente a los programas de las obras que interpretó en los años 80 del siglo XIX, tanto en el Café del Centro de Jerez como en el Centro Filarmónico de Córdoba. En dichos programas se observa que Francisco Sánchez repetía repertorio, con obras conocidas y de moda que también interpretó otro guitarrista llamado Antonio Daza y, muy importante, todas ellas del ámbito clásico, excepto unas pocas derivadas del flamenco y del folclore, como las guajiras, las modernas peteneras, las seguidillas flamencasmalagueñas y un Potpourrí de tango flamenco, compuestas por Sánchez.

 

recorte periodico Francisco Sanchez
Extraído libro Manuel Cano, «La guitarra», 1986, p. 87-88

 

Si atendemos al método de transmisión que se daba en el ambiente musical de finales del siglo XIX, comprobamos que la forma más acertada que pudo tener Francisco Sánchez para aprender obras clásico-románticas de Julián Arcas, arreglos de óperas y de zarzuelas e incluso la obra «El Delirio» de Antonio Cano, todas ellas interpretadas en sus conciertos y que requieren un determinado nivel técnico y compositivo, sólo pudo ser a través de la lectura de las numerosas transcripciones que se realizaron de dichas obras, gracias al desarrollo de la edición musical española del siglo XIX que a partir de las décadas de los 70 y 80 tuvieron su etapa de madurez, al ampliar la oferta de partituras impresas ante el aumento de la demanda y, especialmente, por el interés del mercado hacia la ópera italiana y los arreglos de música de salón pianísticos y guitarrísticos. En este panorama tan productivo es en el que se ubican fácilmente los conciertos de Francisco Sánchez entre los años 1884-1890.

Sin embargo, difícilmente podremos hallar, en la difusión de la guitarra flamenca del siglo XIX, su inclusión en el sistema de transmisión escrito mediante la impresión de música: recordemos que la tradición oral de la guitarra flamenca decimonónica limita el campo de aprendizaje y las posibles influencias en el repertorio de aquellos primeros guitarristas acompañantes del cante y del baile.

En otras palabras, resulta casi imposible que un tocaor flamenco de finales del siglo XIX pudiera interpretar dicho repertorio clásico si no sabía leer solfeo, ya que ni siquiera el sistema de tablatura se había impuesto, y por la información que tenemos Francisco Sánchez Cantero «El Barbero», a quien la flamencología atribuye ser el primer concertista flamenco, sólo fue alumno del Maestro Patiño, mediante el método tradicional en la época de transmisión oral, y no consta que tuviera conocimientos de lenguaje musical.

En consecuencia, nos atrevemos a afirmar, con todas las reservas pertinentes hasta que el hallazgo de nueva documentación lo pueda corroborar o desmentir, que estamos hablando de dos guitarristas distintos: uno Francisco Sánchez «El Jerezano», natural de Jerez, en activo en la década de los 80 y 90 del siglo XIX, concertista clásico que se debió de acercar al ámbito flamenco de su ciudad natal y donde aprendió los toques y los recursos técnicos de la época.

Este guitarrista clásico-flamenco se trasladó a vivir a Sevilla donde adoptó el sobrenombre de «Paco el Jerezano» o «Paco el de Jerez» y, según la enseñanza que dio a otro guitarrista flamenco, Juan López, se decantó hacia el género flamenco que se encontraba en plena expansión y amplió su repertorio con diversos estilos, como juguetillos, caña, polo, La Rosa, tangos y guajiras.

Los contextos interpretativos en los que tuvieron lugar los conciertos dados por Sánchez, en los salones altos del Café del Centro de Jerez, en el Centro Filarmónico de Córdoba o en el salón del piso principal del Café de Crespo en Málaga, son a su vez indicativos del uso de nuevos espacios creados con el objetivo de difundir la música clásica, según la dinámica del siglo XIX de promocionar distintas sociedades musicales.

Por su parte, el tocaor Francisco Sánchez Cantero «Paco el Barbero», del que no se ha confirmado todavía si fue natural de Cádiz o de Jerez aunque nuevas investigaciones aputan con toda probabilidad que nació en Jerez en el año 1840 (Nota 1 a pie de página), se sabe que estuvo en activo en las décadas 60 y 70 del siglo XIX y llevó a cabo una actuación esporádica en el año 1886 en el Café Corrales de Madrid tras su retiro. Las referencias que se tienen de Cantero, pues se le conocía como Francisco Cantero sin el apellido Sánchez, son de diversas representaciones en el Teatro Principal de Jerez acompañando el cante del famoso Silverio Franconetti en el año 1867, entre otros cantaores, con un repertorio basado en seguidillas, serranas, La caña del Fillo y El polo de Tobalo; en el Café Madrid de Cádiz, como parte del elenco en los años 70 y tocando solo o junto al Maestro Patiño entre las actuaciones de cante y cante.

 

recorte periodico Paco el barbero

 

Todos estos espacios, teatros y cafés cantantes, se ubican en un ámbito más popular, en los que se alternaban representaciones zarzuelísticas junto a eventos flamencos, entre otros, según el gusto de las clases populares.

Sin más datos que contrastar, es difícil establecer una teoría lo más certera posible. Las referencias que se tienen sobre que «El Barbero» fue el primer solista de guitarra flamenca provienen de Fernando de Triana en el año 1935, quien también confirmó que en Madrid en el año 1886 actuó como «solista». Sin embargo, ninguna de las fuentes disponibles confirman esa teoría, todas ellas sugieren que Paco «El Barbero» fue un buen tocaor acompañante al cante y al baile, heredero de su maestro y seguramente seguidor de las innovaciones que éste le enseñara. No hay que olvidar que ambos realizaban una «competencia de guitarras» al final del espectáculo en las actuaciones de los años 1867 y que Patiño también inauguraba los espectáculos con algún solo guitarrístico, como el que consta en el año 1865 en el Salón de la fonda del Turco en San Fernando (Cádiz) donde tocó «El zapateado de las ochenta y dos variaciones ejecutado en la guitarra por Patiño», a modo de reclamo circense al gusto de la época.

El Maestro Patiño y Paco «El Barbero» se muestran así como los primeros guitarristas flamencos que iniciaron desde el toque de acompañamiento un primigenio concepto «solista», que no concertista, al presentar ante un público flamenco pequeños solos intercalados entre los cantes, sin más repercusión para el auditorio. Los limitados recursos técnicos, derivados del toque de pulgar, y compositivos que ambos tocaores debieron ejecutar, por otra parte característico del toque de acompañamiento de la época, sin ninguna influencia externa desde el ámbito clásico, difícilmente pudo favorecer la transgresión de las reglas del acompañamiento y la creación de un nuevo concepto, el concertismo flamenco.

En conclusión, Francisco Sánchez «El Jerezano», guitarrista clásico y flamenco, fue uno de los primeros guitarristas que crearon obras de concierto basadas en estilos de cante y de baile, como guajiras, malagueñas y peteneras, siguiendo el modelo que su predecesor, Julián Arcas, había creado pero desde un mayor conocimiento del repertorio flamenco.

La tercera obra del CD, «Veleña», es un Fandango malagueño y petenera a la manera tradicional. El fandango es un estilo flamenco sin estructura métrica determinada procedente de los fandangos folclóricos para baile que evolucionaron hacia formas locales, como las granaínas y las malagueñas, mientras que la petenera es un estilo de cante que forma parte de las primeras obras de repertorio de la guitarra de concierto.

El análisis de la obra compuesta por Manuel Granados:

Se divide en dos secciones claramente contrastadas de dos estilos representativos de la guitarra en el siglo XIX. Una primera parte que expone una incipiente malagueña, que aún no se ha independizado claramente del fandango, y una segunda parte que desarrolla el estilo de petenera, de carácter bailable, y una copla característica del estilo lenta y muy cantabile. Ambos estilos de carácter cíclico progresan armónicamente en el Modo Flamenco en Mi. El fandango malagueño se desarrolla en su totalidad con el mecanismo de arpegio con numerosas variantes y la petenera, la parte bailable (introducción y finale) con el mecanismo de pulgar-índice a la manera arpegiada y una copla o letra con pulgar apoyado, ambas técnicas características del toque flamenco de esa época. 

 

 

1. Actualmente se está realizando un trabajo de recopilación de datos de hemeroteca en la web a través de investigadores como Faustino Núñez, Alberto Rodríguez, Antonio Barberán, David Pérez Merinero o Mariano Gómez de Caso Estrada, entre otros, que se suman al buen trabajo llevado a cabo, desde hace algunas décadas, en torno a la investigación de la guitarra flamenca por Eusebio Rioja, Javier Suárez-Pajares, José Manuel Gamboa o Norberto Torres.