Organología – La guitarra

   Los orígenes organológicos de la guitarra flamenca se encuentran en la guitarra española, instrumento musical que tuvo sus antecesores en los cordófonos ‘tipo laúd’ medievales y que se configuró como tal a partir de mediados del siglo XVI. Esta creación tuvo lugar al corresponder el nombre de ‘guitarra‘ con una determinada forma: una caja de resonancia plana con dos tapas unidas con aros, escotaduras en los costados, hombros rectos e inclinados, mástil que finaliza en su parte inferior por el talón o trozo de madera y un clavijero con diversas formas de pala, con clavijas posteriores, y curvada, con cabeza de animal en su final. Por su parte, el número de cuerdas fue variando, del conjunto del Renacimiento de tres órdenes de cuerdas dobles y la primera simple, se pasa a la adición del quinto orden de cuerdas en el Barroco hasta llegar a la configuración definitiva del sexto orden a finales del siglo XVII y la posterior conversión de los órdenes en cuerdas simples.

 

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Guitarra de seis órdenes (Imagen extraída blog Hª guitarra aquí)

 

  Esta guitarra española fue usada por todos los estamentos sociales y con diversas funciones de acompañamiento musical, tanto en el ámbito culto como en el popular, y es la que usaron los primeros flamencos, ya que hasta que Antonio de Torres realizó el modelo de guitarra flamenca para el acompañamiento al cante y al baile en los cafés cantantes, los primeros guitarristas del Preflamenco y de las primeras décadas del flamenco utilizaron pequeñas guitarras según ese modelo, hechas por las escuelas locales de guitarreros, como la que llevaba El Planeta en la reunión que nos relató Estébanez de Calderón y que era una guitarra de la escuela malagueña de Manuel y José Martínez.

 

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   Por lo tanto, la guitarra flamenca apareció en fecha tardía en relación al surgimiento del cante flamenco, a partir de las décadas de los sesenta y setenta del siglo XIX, y su forma se correspondía con un estándar organológico que la diferenciaba de las guitarras clásicas: una caja armónica más pequeña, con aros más estrechos, mástil también más estrecho, clavijas de madera, puente más cercano de la tapa, cuerdas más cerca de los trastes y, por último, la utilización de un protector especial contra los golpes de los dedos en la caja, el golpeador.

 

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El cantaor Silverio Franconetti con una guitarra en la época de los cafés-cantantes (el último tercio siglo XIX)

 

     A mediados del siglo XIX, Antonio de Torres Jurado estableció las diferencias formales entre la guitarra clásica y la guitarra flamenca al utilizar en la construcción de esta última la madera del pino-abeto para la tapa armónica y el ciprés español para los aros y el fondo, y configurar las características antes reseñadas, con lo que consiguió una guitarra más ligera de peso y más cómoda, de tiro corto y pulsación baja que facilitó el desarrollo de la técnica de ambas manos. Esta nueva técnica junto a los nuevos recursos compositivos favoreció la diferenciación respecto a los guitarristas folclóricos y la consolidación del flamenco como nuevo sistema musical.